sábado, 16 de junio de 2012

Día 40 oídos sordos

Me he percatado que a menudo converso con gente que establece en lugar de un dialogo un monologo, es decir solo están intersad@s en oír sus propias palabras, empiezan a bostezar, interrumpen a media palabra al otro, mal interpretan "algo" porque no tuvieron la paciencia/interés/gentileza de oír el razonamiento completo del otro, se adelantan a interpretar, suben la voz y permanecen en la "diarrea verbal" sin compasión (lol). Pero como es adentro es afuera, y como es en ti es en mi, y viceversa. 

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir mantenerme en un estado de autismo cuando me relaciono verbalmente  con otra persona. 

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir anular a la persona con la que "converso" para solo hacer oír mi propia voz desenfrenada, neurótica y egomaniaca, porque en realidad no me interesa lo que el otro tenga que decirme y que pueda asistirme o apoyarme, solo escucho aquello que satisfaga mi propio ego.

Me perdono a mi mismo por aceptar y permitir bostezar por temor a lo que pueda oír de mi misma y que mi ego/personalidad se resienta, cuando le toca el turno al otro de hablar, mientras que cuando yo lo hago o ya lo hice hable "hasta por los codos" para hacer sentir mi valía/superioridad o presunción ante la exposición de mi misma frente al otro.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir mantenerme en un estado de soliloquio sin relacionarme enteramente con el otro, el cual utilizo deshonestamente únicamente como una entidad obligada a escucharme pero que no estoy dispuesta en igualdad y unicidad a escucharla a mi vez.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir mantenerme en un estado de deshonestidad conmigo misma por oír solo las voces en mi cabeza que se expresan como mi propia voz cuando hablo con otra persona, pero que no son la expresión de mi como la palabra viva, sino simples memorias que he almacenado de mi misma y que se expresan en palabras viciadas y abusadas una y otra vez. 

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir creer que siempre tengo que rebatir/debatir/argumentar/defender una postura frente al discurso del otro con quien me este relacionando en ese momento, porque soy incapaz de mantenerme en calma/paciencia/cordura y permitir y aceptar comprender/entender sin la mente la palabra ajena.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir alzar la voz de manera desconsiderada, para hacer notar mi valía, mi razón y creer que con ello impongo mi fuerza, mi presencia y entablar una competencia discursiva frente al otro.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir defender mi ego, mi personalidad, interrumpiendo al otro como si yo supiera exactamente lo que él/ella quiere decir porque en el fondo de mi soy insegura/miedosa y temo oír lo que no quiero oír que trastoque mi status quo, y entonces justifico mi  hábito/costumbre de interrumpir a media frase al otro para  descartar de antemano el mensaje que el otro pudiese haberme compartido de yo permanecer dentro de mi como yo misma y no como un sistema mental que interpreta al mundo a su imagen y semejanza.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir mantenerme permanentemente en un estado defensivo imponiendo mi opinión al otro.

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir mantener un dialogo de sordos porque es la manera en la que he aprendido a defenderme y a ganar y sentirme superior al otro cuando suprimo y aplasto con mi defensa verbal al otro para sentirme un ganador que solo se escucha a si mismo. 

Me perdono a mi misma por aceptar y permitir creer que solo yo tengo la razón y me siento obligada a defender mis puntos de vista frente al otro, entablando una guerra verbal de baja frecuencia pero efectiva para mi ego cuando logro derrotar los argumentos de otro, o logro su silencio frente a mis embates verbales.

Me comprometo a mi misma a escuchar con atención lo que el otro venga a contarme como si fuera yo misma y acallar el parloteo de mi mente que se expresa casi siempre en voz alta cuando tiene oportunidad, y permanecer estable dentro de mi misma para no acudir a la trampa de la interpretación sino entender la palabra de manera directa sin el filtro de la mente.

Me comprometo a mi misma a parar mi abuso con las palabras con la única finalidad de defender la fronteras de mi ego al pretender siempre tener la razón.

Me comprometo a mi misma a mantenerme en posición estable no emocional cuando comunico mi palabra como la palabra viva que asiste y apoya la vida y  no al sistema mental de conciencia.

Me comprometo a mi misma a ser capaz de guardar silencio respetuoso ante la palabra del otro y entender quien y qué dice, entender la resonancia de la palabras dentro de mi para entablar una relación de iguales y que la palabra dicha y oída sea lo mejor 
para todos por igual. 


Me comprometo ami misma a respirar momento a momento con cada palabra dicha, con cada palabra oída y con cada interacción verbal para darle vida a las palabras y no ser la palabra muerta de la mente.
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